Editorial: El largo camino de la traición
En estos 40 años del largo camino de la traición, entre nosotros los que no habían nacido al lado de aquellos que teníamos entre 4 y 15 años pensamos que existía un proyecto de sociedad con el Frente Popular que quería terminar con la desigualdad y no solo con la pobreza, de eso habla la nacionalización del cobre, ley que aunque pauperizada sigue costeando parte de los gastos públicos o la ley de la Reforma Agraria, ley comenzada bajo un gobierno de derecha como el de Jorge Alessandri y que continúa avanzando en el gobierno del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, pero que termina de profundizarse durante Allende con la expropiación de 6 y medio millones de hectáreas; también habla de eso el medio litro de leche al día para cada niño.
Ese proyecto se perdió y de ahí en adelante se comenzó un largo camino de la traición. Partidos que tienen fuertes sistemas de trascendencia como la Democracia Cristiana apoyarían el Golpe. No existen dos momentos. Dividir el argumento entre los que apoyaron el Golpe y no la violación a los derechos humanos no nos parece. No se debió apoyar el Golpe, no se debió creer en los militares, menos en esa configuración patriarcal del soldado salvador. El Partido Socialista llamando a que la gente tomara las armas, cuando el presidente Allende creía en una vía pacífica del socialismo y ahora toda la izquierda que cree en defender los procesos por vía armada le reprochan haber vendido al pueblo al suicidarse, cuando la desproporción de fuerzas entre los ciudadanos armados y los militares era evidente. Militares y civiles tienen que responsabilizarse por ese Golpe que nos heredaron.
En estos 40 años del largo camino de la traición, entre nosotros los que no habían nacido al lado de aquellos que teníamos entre 4 y 15 años pensamos que existía un proyecto de sociedad con el Frente Popular que quería terminar con la desigualdad y no solo con la pobreza, de eso habla la nacionalización del cobre, ley que aunque pauperizada sigue costeando parte de los gastos públicos o la ley de la Reforma Agraria, ley comenzada bajo un gobierno de derecha como el de Jorge Alessandri y que continúa avanzando en el gobierno del demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, pero que termina de profundizarse durante Allende con la expropiación de 6 y medio millones de hectáreas; también habla de eso el medio litro de leche al día para cada niño.
Ese proyecto se perdió y de ahí en adelante se comenzó un largo camino de la traición. Partidos que tienen fuertes sistemas de trascendencia como la Democracia Cristiana apoyarían el Golpe. No existen dos momentos. Dividir el argumento entre los que apoyaron el Golpe y no la violación a los derechos humanos no nos parece. No se debió apoyar el Golpe, no se debió creer en los militares, menos en esa configuración patriarcal del soldado salvador. El Partido Socialista llamando a que la gente tomara las armas, cuando el presidente Allende creía en una vía pacífica del socialismo y ahora toda la izquierda que cree en defender los procesos por vía armada le reprochan haber vendido al pueblo al suicidarse, cuando la desproporción de fuerzas entre los ciudadanos armados y los militares era evidente. Militares y civiles tienen que responsabilizarse por ese Golpe que nos heredaron.
Después de eso, los militares y la derecha gremialista al estilo del discurso de Chacarillas y bajo la influencia del ideólogo Jaime Guzmán construyeron un modelo de economía de mercado, al que le pusieron social de mercado y nos convencieron de que todo andaría bien. En este contexto, “el 11 de septiembre no significó solo el derrocamiento de un Gobierno ilegítimo y fracasado, sino que representó el término de un régimen político-institucional definitivamente agotado, y el consiguiente imperativo de construir uno nuevo” (Pinochet, Discurso de Chacarillas en 1977). La juventud allana el camino para que la dictadura implemente la Constitución del 80, con ella se consagra la libertad de enseñanza y no el derecho a la educación, el binominalismo, etc. De ahí a que la mirada neoliberal tiñera toda nuestra sociedad solo había un paso. Esto me recuerda a Auden que en La edad de ansiedad reflexiona sobre las mujeres y hombres que no llegan si quiera a ser testigos de la historia, ni alcanzan a analizar el sentido de su culpa y su angustia, sino que son meros objetos zarandeados a su paso. Pero hay otra juventud que no quería ser zarandeada por la historia; concretada en el movimiento estudiantil del 2011 logra que la simple política de toda la vida renazca y así se avance en aumentar la calidad de la democracia. Para ellos va nuestra revista. Es un llamado de estos poetas a la juventud que determinó la agenda de todos los candidatos presidenciales. Que dijo no al lucro, que exigió educación gratuita, laica y de calidad, que marchó interminablemente, que se tomó por siete meses los establecimientos educacionales. Una juventud que se sacrificó y nos hizo perder el miedo.
1 comentario:
Gracias, revisaremos el sitio.
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